«Los niños pequeños aprenden rápidamente mediante exploración y juegos que les permiten comprender su entorno y a otras personas. Son las mayores máquinas de aprendizaje en el universo. Imagínese si las computadoras pudieran aprender tanto y tan rápidamente como lo hacen los niños «.
Alison Gopnik, psicóloga de la Universidad de Berkeley y autora de Un científico en la cuna y El bebé filosófico.
Con las nuevas técnicas científicas se ha comprobado que incluso los niños más pequeños ya saben mucho sobre los objetos, la gente y el lenguaje, e incluso aprenden más. De hecho, tienen métodos de aprendizaje implícitos que son tan poderosos e inteligentes como los de los científicos. Varios estudios han demostrado que ciertas características del razonamiento de los niños en edad preescolar son parecidas a las del razonamiento de los científicos durante sus investigaciones. En concreto, se habla de las relacionadas con el uso de deducciones sobre causas y efectos, hipótesis y comprobaciones.
Los niños pequeños pueden hacer análisis estadísticos complicados de forma inconsciente y su juego diario se puede convertir, de forma notable, en algo parecido a una serie de experimentos científicos. Aprenden mejor de la gente y de las cosas, con su experiencia diaria al explorar el mundo a través de un juego, en un entorno seguro con personas que los aman y que los cuidan. La ciencia de la primera infancia es constantemente sorprendente.
Investigadores de UC Berkeley están aprovechando la inteligencia cognitivas de los bebés, niños pequeños y preescolares para programar computadoras que piensen más como los seres humanos. Los modelos computacionales basados en la capacidad intelectual del bebé podrían dar un gran impulso a la inteligencia artificial.