El cerebro de los fetos de entre 28 y 32 semanas de gestación ya es capaz de establecer las funciones neuronales que ayudan a distinguir sílabas.

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Un equipo de investigadores, liderado por Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale (Francia), han llevado a cabo un estudio que desvela que el cerebro de los fetos de entre 28 y 32 semanas de gestación ya es capaz de establecer las funciones neuronales que ayudan a distinguir sílabas.

“Los resultados demuestran que el cerebro humano ya se organiza durante su desarrollo para ayudar a descifrar el lenguaje”, indica el estudio.

 

 

Más información sobre este estudio en SINC Noticias:

El-cerebro-humano-ya-distingue-silabas-tres-meses-antes-del-nacimiento

 

 

 

La comunicación no verbal en los bebés

shutterstock_74689858La comunicación constituye un proceso central a través del cual se intercambian y construyen significados con otros. Ya en los primeros meses de vida los niños utilizan el lenguaje no verbal para manifestar sus necesidades, expresar sus sensaciones y sentimientos, y vincularse con otras personas así como con el mundo que les rodea. Progresivamente el lenguaje no verbal, junto con la capacidad de representación, posibilitará el desarrollo de distintos lenguajes como el corporal, musical o plástico.

Gran parte del estudio teórico sobre el lenguaje se ha centrado en en desarrollo del lenguaje verbal y ello es debido, en gran parte, a los postulados de Jean Piaget, uno de los autores más conocidos del desarrollo cognitivo de los niños. Para Piaget, el niño pasa inicialmente por un período sensoriomotriz en el cual se encuentra ligado al estímulo y se limita a procesar estimulación específica a cada modalidad sensorial, no siendo capaz de procesar información acerca de objetos. Posteriormente, a los dos años es cuando surge la capacidad simbólica que le permite representar mentalmente símbolos, algo necesario para la aparición del lenguaje (Piaget, 1965).

Sin embargo, estudios reciente en Psicología cognitiva han podido demostrar que la capacidad de formar representaciones mentales surge bastante más precozmente de lo que Piaget proponía. Perner (1994) afirma que ya al mes de vida el bebé es capaz de diferenciar entre objetos para la succión nutritiva (pecho), de objetos para la succión no nutritiva (chupete). El bebé es capaz desde muy temprano de construir representaciones y esta capacidad se va desarrollado por etapas. Entre el nacimiento y el año o año y medio de vida hay un nivel de representaciones primarias en el que el niño representa el mundo en forma seria y literal. Estas representaciones tienen una relación semántica directa con una realidad y sólo le permite concebir la situación real.

A los 10 meses, se da un nivel secundario al que Leslie (1987) se refiere como «representaciones secundarias» en dónde el bebé es capaz de considerar dos o más representaciones de manera simultánea, lo que le posibilita interpretar las representaciones y concebir entonces distintas situaciones (pasado/futuro, real/simulado). El niño ya es capaz de jugar al «como si», que le permite entonces comprender que una palabra o un gesto, son referentes de un determinado objeto o situación.

El desarrollo de la intención comunicativa- el querer comunicarle algo a un otro- es fundamental para la comunicación. Alrededor de las 6 semanas de vida aparece la «sonrisa social», una de las primeras conductas reportadas como poseedoras de una cierta intención comunicativa con otra persona (Perner, 1994).

También es relevante la «referencia social» que alude a la capacidad del niño de percibir y responder a la orientación afectiva de otra persona respecto a objetos y eventos del ambiente. Este ha sido observado tempranamente en bebés por Charman (1994) y en distintos estudios sobre cómo el bebé considera a la madre como referente y en el manejo del temor a los extraños (Sroufe, 2000).

Posteriormente el niño debe desarrollar la importante capacidad de comprender la importancia de la mirada de la madre. Inicialmente éste es capaz de dirigir la mirada en la misma dirección que ella (6meses). Luego, entre los 9 y 14 , meses comienza a señalar, y entre los 12 y 16 meses trata de controlar la mirada del adulto para atraer su atención, ya sea para obtener algo, o simplemente por el solo hecho de disfrutar las expresiones de atención de éste (Perner, 1994).

Antes de los 8 meses, el niño sólo es capaz de interactuar en situaciones cara a cara, es decir, en situaciones sin referentes externos. Entre los 8 y 12 meses en cambio, y antes de que aparezca el juego simbólico, el niño es capaz de desarrollar acciones o gestos comunicativos para regular sus interacciones con los demás, en relación a objetos externos. Estas conductas han sido denominadas como » comunicación intencional prelingüística» (Gómez, Sarriá & Tamarit, 1993), o «gestos simbólicos».

El desarrollo de los gestos simbólicos se da en una variedad impresionante, lo cual es atribuido a que los adultos le modelan al niño no sólo los gestos en sí mismos, sino el uso de éstos como herramienta para la comunicación. Así, el niño aprende tanto la «forma» como la «función», además del hecho que la forma del gesto debe permanecer constante para que la comunicación sea exitosa (Goodwyn, Acredolo & Brown, 2000).

En investigaciones y observaciones realizadas se ha podido demostrar que los niños que han sido entrenados en el aprendizaje de gestos aprenden a hablar más rápido, su desarrollo del lenguaje es más precoz, y su vocabulario- tanto de palabra como de gestos- es significativamente mayor (Acredolo &Goodwyn, 2001; Moore, Acredolo & Goodwyn, 2001; Tomasello & Farrar, 1986). Por lo cual, cuanto más estimulemos su forma de comunicación gestual desde que son pequeños, más estaremos contribuyendo a ampliar su vocabulario y a mejorar su comunicación verbal, y esto repercutirá en una mejora de su propia autoestima y de su desarrollo integral.

 

 

Fuente de información:

Desarrollo de la comunicación gestual intencionada en bebés: estudio de un caso. Farkas. Summa Psicológica.

http://www.summapsicologica.cl/index.php/summa/article/view/91/pdf

 

 

 

 

Experiencia social y desarrollo cognitivo y lingüístico.

Los dos primeros años de vida

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Relación diádica adulto-bebé / Comunicación prelingüística. Balbuceo 

Formatos de interacción / Primeras palabras. Enunciados de 1 palabra

Atribuciones optimizadoras  / Combinación de 2 palabras 

Acceso a la convencionalidad  /  Primeras flexiones 

Inteligencia sensoriomotora    / Hiperregulaciones

Primeras representaciones simbólicas / Primeras preposiciones, artículos y posesivos

 

 

  • En la relación adulto-bebé, a partir de las adaptaciones innatas y de la interacción en las rutinas de alimentación y cuidado, la díada va construyendo los formatos de atención y acción conjunta. En esta edad, la inteligencia se encuentra en el estadio sensoriomotor, caracterizado por la elaboración y coordinación progresiva de los esquemas sensoriales y motores.
  • La sonrisa y el llanto iniciales, que van experimentando una progresiva diferenciación, construyen, junto a otros recursos vocales y gestuales, la base de la comunicación prelingüística.
  • Entre el cuarto y noveno mes, aproximadamente, tienen lugar las etapas del balbuceo y el laleo, momentos de intensa experimentación vocálica sobre la que el entorno social va ejerciendo su influencia moldeadora seleccionando los sonido acordes con la lengua materna (ecolalia).
  • A los 9 meses aparecen ya las primeras vocales claramente pronunciadas (/a/ y /e/).
  • A los 12 meses es normal la pronunciación correcta de las primeras consonantes (/p/, /t/, /m/). La transición del gesto a la palabra y el acceso a la convencionalidad posibilitan hacia el final del primer año, la aparición de las primeras palabras tomadas ya del lenguaje adulto.
  • Entre los 18 y los 20 meses, la destreza para emitir fonemas correctos se ha consolidado.
  • El aprendizaje de la entonación progresa  a lo largo de todo el segundo año.

 

 

De los 2 a los 4 años

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Familia y hermanos   /   Esfuerzos para mejorar la comprensibilidad

Imitación. Juego simbólico  /   Repertorio fonético casi completado 

Inteligencia preoperatoria (preconceptual) / El léxico crece duplicándose…

Sincretismo y egocentrismo / Frases de 3 o 4 elementos lingüísticos 

Relaciones espacio-temporales básicas /Dominio de las oraciones simples 

 

 

  • Aunque hay notables diferencias entre unos niños y otros desde la mitad del segundo año es ya posible para el niño la combinación de dos palabras.
  • En este momento aparecen también las primeras flexiones en los nombres (distinciones de género y número) y en los verbos. Habitualmente, en los niños que ya utilizan los verbos irreguales sufren hiperregulaciones (por ejemplo, rompido por roto), que en algunos casos durarán hasta los 5 o 6 años.
  • Comienza a usarse los pronombres personales (yo y tú) y los posesivo.
  • Los contextos sociales y de experiencia se diversifican, generando nuevas y mayores oportunidades para la imitación.
  • La inteligencia se encuentra en el estadio preoperatorio, subestadio preconceptual.
  • La actividad productiva y el juego exploran el ámbito de lo simbólico. Aunque permanecen las dificultades para trascender lo inmediato (el aquí y ahora).
  • El pensamiento se caracteriza por el sincretismo (indiferenciación) y el egocentrismo (dificultad para adoptar el punto de vista del otro).
  • El léxico crece a un ritmo notable, duplicándose el vocabulario cada año.
  • Empieza a usarse el pronombre de tercera persona, aunque su dominio y usos no estarán completos antes de los siete años.
  • Hacia los 2 años aparecen las primeras combinaciones de 3 o 4 elementos (palabras o flexiones), no siempre respetando el orden de la oración.
  • Las primeras interrogativas son preguntas de sí o no marcadas únicamente por la entonación, luego aparecen con qué o dónde.
  • A los 4 años se dominan las construcciones sintácticas simples.

 

 

Fuente de información:

Alfonso Luque e Ignasi Vila. Desarrollo del lenguaje. 

Desarrollo psicológico y educación I. Psicología evolutiva. Pag. 177-179

 

 

 

El inicio de la expresión verbal (de los 18 meses a los 36 meses)

Desarrollo sensitivomotor. 

El niño que a los 18 meses anda con cierta seguridad, a los dos años es capaz de correr y a los tres puede realizar una carrera y parar de forma brusca sin perder el equilibrio.

 

niño subiendo escaleras

Al final de este periodo, el niño es capaz de subir y bajar solo las escaleras, pero habrá pasado por una fase previa en la que le habrá sido preciso poner los dos pies en el mismo escalón. La gran coordinación de sus pies queda reflejada cuando hacia los tres años es capaz de pedalear en un triciclo.

 

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En el manejo del lápiz va perfeccionándose . Los dibujos que realiza son cada vez más expresivos.

 

 

 

 

  • A los 13 meses agarra el lápiz con toda la mano.
  • Al año y medio empieza a realizar los primeros garabatos.
  • Alrededor de los dos años, será capaz de imitar las líneas verticales mientras que el círculo no aparece hasta los dos y medio.
  • Hacia los tres años ha sido ya capaz de iniciar el esbozo de la figura humana.

El sistema muscular del niño va alcanzando fuerza y coordinación. Puede estar mucho tiempo de pie, se cansa menos y puede controlar, finalmente, los músculos de la vejiga y del ano. Aunque una cosa es poder controlar y otra el aprendizaje para controlarlos.

 

 

Desarrollo del lenguaje

El desarrollo del lenguaje que se ha iniciado durante el primer año, sufre en este periodo un avance extraordinario.

  • El niño, que a los 18 meses dice algunas palabras y habla con un lenguaje propio que sólo entienden quienes viven con él, adquiere una expresión de tipo telegráfico, que mejora paulatinamente.
  • A los dos años, posee un vocabulario extenso y saber el nombre de las cosas equivale a tomar posesión de ellas.
  • A los tres años es un niño que habla mucho. Le basta cualquier motivo o cualquier objeto para introducir un diálogo, incluso a menudo habla él solo. Parece como si no fuera capaz de pensar de forma interiorizada, sino que sólo razona verbalmente. Su pronunciación va mejorando y se va convirtiendo en un gran conversador.
  • A los tres años y medio domina la estructura básica del lenguaje del adulto y poco a poco lo va perfeccionando. Junto a las primeras palabras aparece el no, primero con un movimiento de la cabeza y después une a este gesto la vocalización «no».

 

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La aparición del no es debida a que es una de las palabras que los adultos pronunciamos con más frecuencia, en especial cuando el niño está empezando a andar y quiere tocar todas las cosas.

 

 

 

Desarrollo intelectual

La inteligencia pasa en esta edad por un cambio importante.

  • La evolución pasa primero por tener dentro de su cabeza muy pocas cosas: algunos recuerdos y las imágenes de lo que vive, oyen o toca en ese momento. Y por esta razón, el niño no puede pensar nada ni resolver ningún problema que no tenga delante de sus ojos.
  • Hacia los dos años , el problema que se le plantee, por ejemplo, intentar agarrar una cosa muy alta, lo resuelve estirando la mano y comprobando que no llega y buscará algo largo para golpear, probará a tirar el mantel, tratará de acercar algún objeto para subirse a él,etc., y todo esto sin dejar de gritar pidiendo ayuda. Obviamente, los cuidadores no deben dar siempre lo que pida ya que se debe estimular la inteligencia y dejar que ellos lo resuelvan.
  • A los tres años el niño puede «pensar» en las cosas y darles vuelta en la cabeza de manera imaginaria, porque ahora ya tiene una capacidad intelectual mayor que antes. Cuando se halla delante del problema se queda «pensando», en lugar de ponerse a hacer cosas como en el año anterior. Al cabo de un rato, casi sin ningún tipo de ensayo, aplica inmediatamente los medios necesarios para resolver su problema y, si éste no es demasiado difícil para su edad, lo resolverá a la primera.

En este avance del pensamiento ha tenido mucha importancia la adquisición del lenguaje. El niño, a los tres años, puede pensar con palabras en lugar de con imágenes (es más fácil combinar las palabras mesa y silla que esa especie de fotografías mentales que corresponden a sus conceptos).

 

images A veces, el niño piensa en voz alta, pero no es capaz de hacer un discurso con las palabras que maneja, sino que necesita tener siempre las cosas delante de él para pensar en ellas. Y se ejercita continuamente en ello jugando con las cosas.

 

De ahí la importancia del juego en el desarrollo intelectual.

El niño tiene a esta edad ideas mucho más claras sobre le tiempo, comprende la causalidad e incluso es capaz de anticiparla en ocasiones, sabiendo que si hace una cosa determinada, le pasará otra, y es ya capaz de percibir diferentes relaciones entre los objetos. Pero siempre todo desde su punto de vista y los demás no cuentan para nada: «yo veo esto, los demás lo pueden ver»

 

Fuente de información:

Biblioteca DANAE de la Maternidad y de la Infancia. Vol. 3, Crecimiento del niño.

 

 

El cerebro del recien nacido y el desarrollo del lenguaje

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En el momento de nacer, un bebé tiene en promedio 100.000 millones de neuronas, pero pocas conexiones neuronales.

 

Es un universo a la espera de formar la compleja estructura cerebral que le permita a lo largo de su proceso de maduración: hablar, leer, razonar y sentir.

Algunas de las neuronas tienen desde un principio una función específica que ha sido activada por los genes para llevar a cabo ciertas tareas básicas para la supervivencia fuera del vientre materno, como son: respirar, llorar o succionar. 

La conexión entre neuronas se hace a través de un proceso que llamamos sinapsis que se desarrolla más intensamente durante los primeros años de vida. Las experiencias que tiene el bebé influirán en los circuitos neuronales. Las experiencias que se repitan con mayor frecuencia se fortalecerán mientras que se irán perdiendo aquellas que menos se repitan. Además del número de conexiones neuronales también es importante la velocidad y calidad de estas conexiones. El proceso vital para un normal funcionamiento del cerebro llamado mielinización empieza en el nacimiento y se desarrolla más rápidamente en los dos primeros años de vida. Un estudio reciente afirma que a los 9 meses, el proceso de mielinización  es visible en todas las zonas cerebrales y en algunas regiones se desarrolla casi como a nivel adulto.

Este rápido desarrollo del cerebro permite al niño empezar a hablar con relativa rapidez. La parte central del cerebro cuya labor es controla las funciones vitales y los reflejos que vemos en el recién nacido está más desarrollada pero la parte exterior que nos permite tener funciones y pensamientos más complejos todavía tiene mucho camino por recorrer. También necesita que los músculos de la boca y de la garganta se vayan perfeccionando, y aprender a distinguir los diversos sonidos que oye. Pero todo esto será inútil si el cerebro no ha alcanzado la madurez necesaria.

Hasta los 18 meses el lenguaje del bebé evolucionará siguiendo estos pasos:

  • El niño recién nacido hace ruiditos y atiende al sonido de la campanilla.
  • A los siete meses, el niño juega a hacer sonidos con la boca y a escuchar su propia conversación. Los sonidos que emite no son verdaderas palabras sino sólo repeticiones, por lo que le representa lo mismo decir “pa-pa” que “le-le”. Repite sonidos porque juega con ellos, del mismo modo que repite movimientos de las manos o de los pies, sin que ello signifique que quiere agarrar algo o andar.
  • Hacia los 10 meses, el niño dice su primera palabra que realmente significa algo y, además, atiende a su nombre.
  • Al año ya maneja cuatro o seis palabras reales, con significado, pero entiende más de las que sabe decir.
  • A los 18 meses el niño habla bastante, pero de una forma que sólo él y sus padres entienden y no todas las veces. También sabe nombrar dibujos y entender órdenes sencillas.

La estimulación temprana que reciba contribuirá a enriquecer las conexiones neuronales de su cerebro . El bebé para aprender a hablar, necesita tanto de la maduración del cerebro como del ambiente que le rodea y de la atención que se le dedica jugando con él y diciéndole cosas; en una palabra, del afecto que recibe de los que le rodean.