Los sonajeros

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Pintor alicantino Mariano Antón Serra, 1882.

 

«Los sonajeros nunca han perdido su carácter mágico; en algunos sitios todavía se coloca un cascabel de plata cerca del bebé» [Revista Quo]

Los primeros sonajeros fueron calabazas secas y esferas de arcilla llenas de piedrecillas, pero no se utilizaban para jugar, sino para ahuyentar a los malos espíritus. Los primeros sonajeros destinados a divertir a los niños aparecieron en Egipto poco antes de comenzar el Imperio Nuevo, alrededor de 1360 a.C., y varios de ellos pueden contemplarse en el Horniman Museum de dicho país. Eran de arcilla y tenían formas de ave, de cerdo y de oso. En su mayoría, estos sonajeros estaban pintados o esmaltados en un color azul celeste, que tenía para los egipcios un significado mágico.

Con los siglos, los sonajeros en España se hicieron tan populares que una pragmática del siglo XVII tuvo que fijar su precio en Castilla como si fuera un artículo de primera necesidad: «Un sonajero,  ocho maravedís».

En las tribus de  África los sonajeros se fabrican con vainas vegetales secas, y sus múltiples usos (producir cierto tipo de música, asustar a los demonios y divertir a los niños) no han variado desde los tiempos antiguos.

Hoy en día podríamos añadir que el sonajero no es solamente un juguete con el que el bebé se divierte sino además una herramienta que le ayuda a conocerse, a saber que él puede hacer que las cosas ocurran a su alrededor. 

Es un objeto que: estimula sus sentidos, mejora su coordinación y le entretiene.

 

 

Fuente de información:

El sonajero-Quo

http://www.quo.es/ser-humano/quien-invento-el-sonajero